Por Luís López Ruiz
Corre el año 1938, Dolores Gamboa
Fernández recibe una carta de su hijo Manuel Ruiz Gamboa que esta en el frente
combatiendo, dicha carta contiene en su interior una foto de él y de algunos de
sus compañeros soldados, dedicándosela a su madre que tanto la quiere y hecha
de menos.
Ella fiel y devota a sus
costumbres se encomienda a quien no le falla nunca Jesús Nazareno, para que su
joven hijo quede sano y salvo.
Entre rezos y llantos coge dicha
foto, se quita un imperdible de su delantal y la coloca bajo el Túnico de Jesús,
para que lo proteja de tan peligrosa batalla que esta librando su hijo.
Pasaron los tiempos de guerra y volvió
a casa sano y salvo. Desde entonces Dolores portó un farol todos los viernes
madrugada hasta el fin de sus días, y su hijo Manuel cargó sobre sus
hombros a Jesús Nazareno hasta que su
cuerpo pudo.
Pasaron los años y sus cuerpos se envejecieron hasta
el día que se encontraron con El en el Reino de los cielos.
Durante muchos años esa foto fue
bajo el Túnico de Jesús hasta que llegó a parar al archivo de la Hermandad.
En el año 2013, haciendo limpieza
en un armario una hermana de Jesús, abre una caja antigua de archivos y ve un
sobre donde se ve por su color que es
antiguo y pone fotos de combatientes que estuvieron bajo el Túnico de Jesús
entre 1936-39. Por curiosidad revisa las fotos y ve que en una foto hay una
dedicatoria y va firmada cuyo nombre y apellido son conocidos por ella. Nada
mas ver a ese familiar se la entrega, siendo tal su asombro que no puede
describir esa sensación, dicho familiar es el que escribe estas líneas Luis López
Ruiz. El destino y Jesús Nazareno han querido que esa foto vuelva a la familia
75 años después.
Por día que pasa me siento mas
orgulloso de mis orígenes en la Hermandad, y de pertenecer a ella honrando a mi
bisabuela y abuelo, ya que se que a ellos no les falló ni a mi lo hará.