El anuncio de la renuncia de
Benedicto XVI al ministerio del Obispo de Roma por razones vinculadas a su
avanzada edad ha sido recibido en la Diócesis de Asidonia-Jerez, a cuyo cargo
me puso por la gracia de Dios, con un sentimiento de gratitud al Señor por
habernos regalado su magisterio y pastoreo que, con fidelidad al Evangelio y
capacidad de diálogo con la sociedad, nos ha guiado durante los últimos ocho
años.
El Derecho Canónico contempla la
posibilidad de este tipo de determinaciones del Santo Padre, aunque hayan sido
poco habituales a lo largo de la Historia. A pesar de todo la Iglesia puede
congratularse de tener un Obispo de Roma de la talla de Benedicto XVI, que
enarbola la grandeza de quien, encontrando alguna limitación a la gran
capacidad demostrada durante los años de su pontificado, decide generosamente
renunciar al ministerio por amor y humildad, creyendo en ello un beneficio para
el Pueblo de Dios
Encomendamos al Señor esta nueva
etapa que comenzará una vez se haga efectiva esta renuncia el próximo 28 de
febrero. Sus enseñanzas nos seguirán acompañando y aportando luz en medio de un
mundo que necesita, como bien ha enseñado durante su Pontificado, ser iluminado
por la fuerza de la razón, de la verdad y de la fe.
Que todos los sacerdotes,
religiosos y religiosas, diáconos, seminaristas y laicos de Asidonia-Jerez
pidan en sus oraciones a Jesucristo, por la persona del Papa Benedicto XVI y
por la de su augusto Sucesor.
+ José Mazuelos Pérez
Obispo de Asidonia-Jerez