jueves, 14 de febrero de 2013

"Traspasada por el dolor"


Redacción Torneriacofrade.es

En la jornada del domingo, Primer domingo de Cuaresma, tendrá lugar en la Capilla de San Juan de Letrán, la entrega de las partituras de la nueva marcha compuesta por el cofrade D. Juan Carlos Gamino, profesor del Conservatorio de Música de Jerez.

Esta marcha, adjunta un comentario del profesor Juan Carlos Gamino donde nos introduce a la marcha dedicada a la titular mariana de la Hermandad del Nazareno:

"Cierra los ojos e imagina...

En tu cabeza, se van a suceder numerosas imágenes cofradieras de la noche jerezana más bella, de la noche jerezana más dramática a la vez que pintoresca: Los morados, los faroles, las impresiones pictóricas de oscuros colores, el paso aparentemente irregular pero bien acompasado de cargadores externos con horquilla, los pies descalzos de infinitas mujeres devotas, las palmeras de Cristina… Un largo devenir procesional que desembocará en la visión de un palio único, presidido por las lágrimas inexistentes en el rostro maduro de una madre hermosa "traspasada por el dolor"...

La música que va a brotar de estos ensueños será rara, pero a la vez bella; antigua, a la vez que actual; disonante, pero con una disonancia que va a derramar tanta pena, que desembocará en una dulzura aparentemente consonante resignada a aceptar aquello que está escrito...

La semilla musical, sembrada desde lo más alto, empieza a brotar, repleta de acordes extraños, que intentan harmonizar con la tonalidad de Do menor, como desprendiéndose de una guitarra escondida en el alma que se ha destemperado dos tonos más abajo… El caminar vacilante pero con dulzura, tras los pasos de Jesús, rompe en la nebulosa más oscura de una niebla repleta de alteraciones siniestras en La bemol menor, para despejarse y volverse más clara y aderezada, en Sol menor, gracias al lado femenino de una bella aguadora, que desde Urano nos despeja la cortina de nubes para que podamos ver la bellísima Luna de Nissan e intuir que la experiencia del dolor es necesaria para heredar después la dicha que a todos corresponde... Vuelve Do menor, esta vez fiero, más áspero y cruel, elevando al máximo el dolor a través de una caída sangrienta provocada por un acorde de trecena, que multiplica la agonía que nació en el dramático instante en el que fueron trece los que se reunieron para cenar por última vez juntos… No es posible más dolor… El tambor, cuán bálsamo redentor, nos alivia y nos prepara para escuchar, en Mi bemol mayor, el tema de la resignación, en el que vamos a poder disfrutar de una belleza maternal, que logra sobrevivir por encima de unos acordes dolorosos de disonancia añadida, que aunque continuamente se clavan como puñal en el
pecho, no logran destruir la esperanza del Reino que todos vamos a heredar… Reaparece tímido el tema principal, de nuevo aspirante a sonar en Do menor, pero esta vez crece triunfante para estallar en una cadencia plagal que nos deja abiertas, en Do mayor con la sexta añadida (en Do mayor a la vez que en la menor), que nos deja abiertas, decía, las puertas de la esperanza, de la esperanza en una Resurrección que está a punto de estallar tras tres días de sueño y reflexión…

Quien tenga oídos…"