Queridos hermanos:
Como ya conoceréis, en la tarde
del pasado lunes día 20, presenté mi dimisión como hermano mayor de esta
hermandad a la que tanto queremos.
A partir de ahora me tendréis a vuestra
disposición como simple y orgulloso hermano de fila, intentando ayudar en todo
aquello en lo que buenamente pueda colaborar.
Pero quiero aprovechar estas líneas para
pediros un último favor: Que no dejéis a la hermandad, que luchéis por ella,
que la viváis, que la defendáis, que la améis y queráis por encima de cualquier
cosa, porque ella es el mejor vínculo para sentirnos unidos a nuestro Santo
Crucifijo de la Salud y a nuestra Madre bendita de la Encarnación.
Que Ellos os ayuden en cada momento de
vuestras vidas y os recompensen vuestro cariño y comprensión conmigo, en estos
años en los que he tenido el grandísimo honor de compartir con otros hermanos
nuestros las responsabilidad de dirigir los designios de, nada más y nada
menos, la hermandad Sacramental del Santo Crucifijo de la Salud.
Le pido también a Ellos que hagan
posible que me perdonéis todas aquellas faltas y errores que haya podido
cometer.
Con todo el cariño de mi corazón,
recibid un fortísimo abrazo en el amor a Cristo Vivo y Presente en el Santísimo
Sacramento del Altar.




