Ayer, miércoles 12 de febrero de
2014 se cumplieron 78 años de una instantánea para la historia. El 12 de febrero
de 1936, cinco meses antes del inicio de la Guerra Civil, la Virgen de la
Esperanza fue ocultada en un cajón y puesta a salvo de la quema de iglesia que
se estaba produciendo en esos convulsos días.
Aquel día, la Macarena fue
trasladada al domicilio de Antonio Román Villa, en la calle Orfila, donde fue
llevada en el más absoluto de los secretos y tras dar varias vueltas a la
ciudad en una furgoneta para asegurarse de que nadie la seguía. La habitación
se convirtió en un oratorio, en el que estaba la Virgen vestida de forma muy
humilde, con un tocado monjil, con la saya morada que bordara Elisa Rivera en
1880, con el primer diseño que hiciera Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Así, con
las manos cruzadas, aparecía la Esperanza, con el único exorno de unas pocas
velas y flores blancas.
La Macarena se salvó el 18 de
julio del incendio que destruyó San Gil, gracias a que tal día como este 12 de
febrero, fue ocultada antes las amenazas. Lo mismo ocurrió con la Amargura, que
se vio confinada a una caja de madera y ocultada en el almacén de Carlos
González, en Marqués de Paradas; y con la Reina de Todos los Santos, la
Esperanza de Triana o la Virgen de los Desamparados.