Francisco Huerta es un hombre
feliz. El pasado miércoles delataba la satisfacción que traslucía su rostro al
sentirse pleno protagonista de su proclamación como pregonero del Rocío de
Jerez, algo que literalmente había soñado pero que ahora es una realidad. No
tuvo pudor en decir que lleva muy avanzado lo que dirá en La Concha, confesando
que quiere tiempo para la puesta en escena: "ojalá pudiera decirlo de
memoria como hizo Josemari". Su eterna sonrisa no desapareció en ningún
instante del acto excepto en algún momento de emoción. Estaban presentes
miembros de la junta de gobierno y algunos de sus muchos amigos. No es para
menos, Paco Huerta es de los de siempre en la caravana rociera jerezana y todos
los definen como un devoto de la Virgen, un rociero a carta cabal y un hombre
siempre al servicio de la hermandad. Así lo dijo el hermano mayor, Isaac
Camacho, que no dudó en manifestar que era un honor "presentar a Paco como
pregonero, no en vano es miembro de la primera peña que entró con carros en el
coto, la del Quema, a la que pertenece desde siempre". Siguió con más
elogios hacia: "es un hombre de la hermandad, la conoce, sabe del camino,
es un rociero magnífico y tiene un gran corazón como persona comprometida
habiendo sido de la junta de mi padre". El hermano mayor reconoció que
desde que entró en la hermandad se ha confiado el pregón a gente de la casa,
"con hondas raíces en la hermandad como fue el caso de Joaquín Vallejo el
pasado año".
Huerta dijo sentirse orgulloso y feliz de poder dar testimonio de su amor a la Virgen. Reconoció soñar con ser pregonero, pero claro, una cosa es quererlo y otra hacerlo con todo lo que eso entraña: "esto es un regalo de la Virgen y tengo plena confianza en que Ella y el Pastorcito estarán allí para iluminarme y ayudarme a saber decir todo lo que siento". Singularmente, no hay precedentes, le presentará su esposa María del Carmen Vilches Fernández: "mejor que ella no hay nadie para presentarme. Llevamos desde nos conocimos yendo al Rocío juntos". Será un pregón de camino, de vivencias, y por supuesto de su amor a la Virgen a cargo de un dúo -marido y mujer- poco común en este tipo de actos pero que sin duda llenará de verdades La Concha.