A través de la web de las Cuadrillas de Martín Gómez, os traemos una entrevista realizada a Enrique Víctor de Mora. En ella descubrimos otras de las facetas del amigo Enrique, en esta ocasión "la costalería".
¿Qué te motivó para ser costalero?
Mi devoción por la Santísima
Virgen de la Merced, y la seguridad de que iba con un extraordinario capataz.
¿Qué recuerdos tienes de la primera vez que te metiste bajo un paso?
Imborrables. Fue algo
maravilloso. Sentirme parte de una devoción y propagarla.
¿Crees que deberíamos recuperar el sentido de penitencia que tenía
antes el costalero?
Creo que el sentido de penitencia
no debe perderse nunca, pues de lo contrario convertimos nuestro trabajo en una
frivolidad y un pasatiempo. Pero una cosa es la penitencia y otras muy
distintas son determinadas manifestaciones históricas del trabajo costalero,
que fueron así por las circunstancias y no por una deliberada opción penitencial:
falta de relevos, cuadrillas detrás de los pasos...
Lo importante es asumir el
trabajo como una penitencia alegre, de conformidad con el mandato Evangélica:
"cuando hagáis penitencia, no andéis tristes ni cabizbajos, como los
fariseos. Cuando hagas penitencia lávate la cara y perfuma tu rostro..."
más o menos, dice...
¿Cuáles son tus sentimientos antes, durante y después de sacar una
cofradía a la calle?
Antes, ganas y nervios; durante,
alegría; después, nostalgia
¿Qué les pedirías a las juntas de gobierno? ¿Alguna hermandad es
perfecta en el trato que te dispensa como costalero?
No les pediría nada más que
respeto por nuestro trabajo, un respeto que debemos merecerlo, por otra parte.
La Hermandad de Las Cinco Llagas siempre me ha dispensado un trato bueno,
acogedor y correcto.
¿Qué anécdota destacarías de tu caminar debajo de los pasos a lo largo
de tu trayectoria como costalero?
Desde muy pequeños, mis hijos me
han visto bajo los pasos. Esa es mi "anécdota" preferida. Otra,
ocurrió una vez en el besapies del Señor de la Vía Crucis. Al lado de mi hijo,
el Hermano Mayor, Paco Barra, le dijo: "Ahí, debajo del Señor va tu padre.
Para que tú te hagas un hombre de provecho". Me encanto esa forma de
hablar, como la de los padres antiguos. Ese concepto ancestral de "hombre
de provecho", que es un modo popular de ejemplarizar. Otra ocurrió también
un día de besapiés del Señor de San Francisco, un Miércoles de Ceniza. Un
hermano de la cofradía se me acerco y me dijo: "me emocionaba bastante ver
como vd se arrastraba para salir y entrar debajo del Paso". Me quede frío.
Y me dije: cuanto de importante es cualquier gesto para los demás. Y me dije:
cuando nos humillamos por Dios, El nos exalta...
¿Cuál ha sido tu mejor momento de esta pasada Semana Santa?
No ha sido costalero. Cuando me
fui con mi hijo a Sevilla, a la Madruga, con la misma edad que mi padre me
llevo a mí.
¿Qué es lo primero que haces al entrar bajo un paso?
Buscar mi sitio, e intentar
tranquilizarme.
¿Qué valora más en una cuadrilla?
Su seriedad y buen oficio, sin
concesiones al esteticismo fácil
Y después de la trabajadera… ¿Qué?
Antes de la trabajadera estuvo la
túnica. Con la trabajadera ha seguido la túnica, y después seguirá la túnica,
hasta que Dios me de fuerzas
Finalmente, ¿qué reflexión le merece el mundo de la costalería hoy por
hoy?
Es un mundo muy heterogéneo. Hay
de todo. Entiendo que se necesita más autenticidad, recuperar un sentido más de
la verdad del oficio. Y la verdad de este oficio es que somos servidores del Señor,
servimos a Dios y a su Madre portando los Misterios de la Fe y la Pasión. Pero
también debemos tener claro que servir al Señor debajo de los pasos y olvidarse
de El resto del año es engañarnos. Estimo que sería muy importante la creación
de un Servicio Pastoral de Atención Espiritual al Costalero. Haría mucho bien y
nos haría mejores.