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La reforma del paso de la
Borriquita que la hermandad del Amor ha encargado a Fernando Aguado, como ya se
ha dicho, plantea recuperar la posición original del Señor, algo más retrasada
en el espacio y, a su vez, rodearlo de niños para asemejarlo a los Evangelios.
El paso de la Sagrada entrada en Jerusalén
ha experimentado en el siglo XX diversos cambios en su escenografía. Pero,
ninguno de ellos, se planteó con la osada valentía con la que Castillo
Lastrucci hizo gala en uno de esos proyectos que no terminaron por acometerse.
Desconocemos si fue un
ofrecimiento personal o un encargo de la junta de gobierno, pero lo cierto es
que Antonio Castillo Lastrucci diseñó un proyecto de misterio para retratar la
entrada en Jerusalen que, décadas después, sigue sorprendiendo por la
expresividad y dramatismo de sus personajes.
Un total de catorce personajes
participan en la escenografía, a los que habría que sumar la borriquita. Jesús
se abre paso entre la muchedumbre. Delante de él, dos varones. Uno aparece de
pie, agitando una rama de olivo y está acompañado por dos niños. El otro varón,
arrodillado, extiende su ropa para que Jesús pase sobre ella. También, delante
del Señor se coloca una mujer con un niño pequeño en brazos. A la izquierda del
Señor, otro niño lo adora con palmas. El Señor aparece en el centro del paso
sobre la borriquilla. Detrás, dos varones y un niño lo vitorean alzando palmas.
Cierra el conjunto tres tallas, posiblemente, apóstoles entre los que se
encontraría San Juan Evangelista.
Estas tres tallas, parecen
ejecutadas en una sola pieza. No es la única obra que Castilo Lastrucci plantea
para la Semana Santa de Sevilla en un sólo bloque. En el misterio de San
Benito, Claudia Prócula y su criada, están ejecutadas en una pieza. También, la
imagen de la mujer y dos niños del misterio de la Esperanza de Triana ser
realizaron adosadas en un sólo bloque hasta que hace unos años, la hermandad
decidió separarlas para poder vestirlas con mayor facilidad.