La Virgen de las Angustias de Los
Gitanos se trasladó desde la Catedral a su Santuario arropada por cientos de
personas que conmemoraron las bodas de plata de la coronación canónica de esta
dolorosa de Fernández Andes.
Misa estacional
Comenzó esta jornada a las doce
del mediodía con la celebración en el altar del jubileo de la Misa estacional conmemorativa
de esta efemérides, que fue oficiada por Teodoro León, vicario general de la
diócesis. Estaba previsto que este culto fuera presidido por Monseñor Santiago
Gómez Sierra, Obispo Auxiliar de Sevilla, que ayer hizo lo propio en la Función
Principal de Instituto de La Macarena. Este cambio se produjo por la
modificación de fechas debido por las inclemencias meteorológicas.
A esta solemne eucaristía
asistieron los devotos de esta hermandad. Además, estuvieron presentes por
parte del ayuntamiento Gregorio Serrano, delegado de Fiestas Mayores, Juan
Espada (PSOE) y por el Consejo su presidente, Carlos Bourrelier y varios
consejeros entre los que se encontraba Francisco Vázquez Perea, delegado de la
madrugada del Viernes Santo. Hubo representaciones de otras hermandades y de la
Policía Nacional, Local y Guardia Civil.
A las cuatro y cuarto de la tarde
la cruz de guía de esta hermandad de la madrugada del Viernes Santo se postró
en la puerta de los palos de la Catedral para iniciar el regreso de la Virgen
de las Angustias. El crucero de esta cofradía, Francisco Gallardo, visiblemente
emocionado llevaba en su mano derecha sujetando la cruz de guía un pequeño ramo
de flores recordando a su mujer “ella, por desgracia, no ha podido vivir este
momento, pero la llevo conmigo representada en estas flores”.
En dicho cortejo se incluyeron
más de cuatrocientos hermanos de Los Gitanos, y hasta el ayuntamiento las
representaciones de cuarenta hermandades.
Ante la Patrona
El paso presidido por la Virgen
de las Angustias, antes de su salida de la Catedral, visitó a la Virgen de los
Reyes. Fue emotivo e íntimo este momento. Se hicieron sendas ofrendas a la
Vírgenes de Reyes y Angustias. Una medalla de la Patrona fue el regalo de esta
asociación en esta conmemoración. Se rezó la Salve Regina. La Duquesa de Alba,
acompañada de su marido, llamó al paso en las puertas de la Capilla Real, que
iba mandado por el capataz Alberto Gallardo padre.
Tras el himno nacional, ante los
fieles que esperaban impacientes a los pies de la Giralda, se pudo oír “Madre
de los Gitanos Coronada” de Abel Moreno y “Madrugá de canela y clavo” de Juan
M. Velázquez. El cortejo lo abrían las formaciones musicales de Los Gitanos,
que se alternaron en este regreso.
El hermano mayor, José Moreno,
estaba muy satisfecho: “Soy hoy el hombre más feliz del mundo rodeado de
Sevilla y sus hermandades. La respuesta de todos ha hecho posible que hoy la
Virgen de las Angustias reparta tantas bendiciones en estos tiempos tan
difíciles”. Delante del paso se situó, Manuel Moreno, que fue hermano mayor en
una coronación de su dolorosa en 1972 en la plaza de San Román, donde se
estrenó su corona de oro, antes de la coronación canónica de 1988.
Las representaciones de las
hermandades esperaban en el andén del ayuntamiento a la dolorosa. Fue
conmovedora la llegada del paso con dos
“petaladas” y aplausos interminables del público allí congregado. Las
Nieves de Olivares interpretó “Amanecer gitano”, “Sevilla cofradiera”,
“Estrella Sublime”, Rocío” y “Pasan los Campanilleros”, entre ellas sonaron dos
piezas tocadas por su Agrupación musical “Ntro. P. J. de la Salud”: “La Saeta”
y dos veces “Madre de los Gitanos Coronada” de Abel Moreno, adaptada por Pedro
Pacheco.
Juan Ignacio Zoido llamó al
martillo en las puertas del ayuntamiento en una “levantá” a pulso. Previamente,
hubo unas bellas palabras de agradecimiento de José Moreno. Estuvieron
presentes por el consistorio Curro Pérez, Gregorio Serrano, Amidea Navarro,
Juan Espadas y Miguel Bazaga.
En la calle Pinto hubo otro
momento especial con una gran “petalada” de la juventud de Los Gitanos. El cortejo
tuvo que rodear Santa Catalina al no poder acceder por Alhóndiga por obstáculos
existentes. La dolorosa entró en el Santuario a las XX de la noche, cerrando
una página dorada de su historia.