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La Hermandad del Rosario y Penas
de Almería se ha visto obligada a abandonar su Capilla, el Hospital Provincial,
a menos de dos semanas de su salida procesional, el próximo Sábado de Pasión.
El motivo de este desalojo es la
realización de unas obras urgentes para la rehabilitación de la Capilla, por
parte de la Diputación almeriense. Además de ello, su sede, que se encuentra
contigua a la Capilla no pueden acceder tampoco porque el vallado de las obras
se extiende hasta sus dependencias.
«Tal y como están las cosas, la
hermandad no puede salir. Tiene todos sus bienes secuestrados». Con estas dos
sentencias, en declaraciones al Diario Ideal de Almería, Enrique Cerrudo,
portavoz de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Penas en el Abandono de
sus Discípulos, María Santísima del Rosario del Mar en sus Misterios Dolorosos
y Santa María Magdalena (Rosario y Penas), destaca la premura con la que se
mueven desde los órganos de gobierno de la organización. Faltan apenas dos
semanas para que sus titulares volvieran a encontrarse con los feligreses del
Casco Histórico en una de las citas más tempraneras de la Semana Santa. Y sin
embargo, aún no saben qué va a ocurrir.
Hace dos semanas, el sábado 15,
mudaron a sus titulares a la Iglesia de San Juan. Lo hacían tras emitir la
Gerencia Municipal de Urbanismo una orden de desalojo que afecta a la Capilla
del Real Hospital de Santa María Magdalena -Hospital Provincial, propiedad de
Diputación-. El argumento de Urbanismo se basa en que existe peligro, tanto en
la fachada como en las vigas de la cubierta. Sin embargo, nada dice del resto
del inmueble. Diputación les cursó una orden pidiéndoles el desalojo de la
capilla y, he aquí el motivo de la discordia, de una pequeña estancia,
independiente del templo, en la que la cofradía tenía su oficina, su sede
canónica y sus bienes. En dicha carta, afirman los hermanos, se les insta a
vaciar la estancia y que, en caso de no haberlo hecho antes del 20 de marzo,
los bienes que hubiera serían de Diputación.
«Respondimos a Diputación que no
estábamos de acuerdo, que la orden de Urbanismo no afectaba a nuestra sede, que
no era conforme a derecho», afirmó ayer Cerrudo. «Con el pretexto o la excusa,
nos han cerrado la entrada a la sede. Es un desahucio encubierto, porque solo
afecta a la capilla no a la sede de la hermandad», insistió ayer el portavoz.
La urgencia de la salida
procesional les obliga a moverse con rapidez. Ayer mantuvieron una reunión -los
hermanos- para estudiar propuestas que permitan agilizar el proceso y que la
hermandad vuelva el Sábado de Pasión a la calle. Han pedido la complicidad de
la Agrupación de Hermandades y, a su vez, han reclamado por carta a la Diputación
que les permitan un pequeño pasillo, con una techumbre protectora, que sirva de
salvoconducto para entrar y salir de la sede de la cofradía. Un método que les
permitiría plantearse la procesión. «Ya hemos pagado las bandas, que son caras,
y no sabemos si saldremos», alegó.