Al borde de las ocho de la tarde
se colocaba a Nuestra Señora del Rocío en el altar situado en la Aldea
almonteña tras 18 horas de camino entre el sofocante calor y el polvo del
camino. Una vez allí, se le ha despojado a la imagen de su guardapolvo y del
pañito, y en estos momentos la Reina de las Marismas se encuentra cerca de su
ermita.