La hermandad de la Buena Muerte ha planteado
la celebración de las bodas de oro de la bendición del Dulce Nombre con un
programa sencillo, acorde con el perfil de la cofradía, pero que no ha podido
completarse. El hecho histórico de que la imagen se bendijo en la iglesia de la
Victoria había impulsado la idea de trasladarla a este templo pero desde
Bertemati no se autorizó por no ajustarse a los supuestos que se recoge en el
famoso decreto de las extraordinarias.
Pese a argumentarse ante el obispado que sólo
se trataba de un sencillo traslado a esa iglesia para celebrar un triduo y
función extraordinarias, sin palio, sin música y acorde con las formas de la
cofradía, la respuesta fue negativa remitiéndose a lo que estipula en el
decreto. Más que enfado se siente frustración al considerarse que, aunque la
norma está debe haber flexibilidad a la hora de aplicarla cuando se plantean
casos como el de esta hermandad que no quiere 'ruido' con esta efemérides.
Tampoco se desean agravios comparativos con
los permisos que sí tienen Los judíos y, en algo similar a ellos, La Vera Cruz
con el traslado que harán al colegio del Pilar por los 125 años de los
Marianistas, incluso cuando la petición de la cofradía de la Madrugada se
planteó antes del Decreto.
Así las cosas, en el próximo mes de mayo,
fecha del aniversario, se convocarán triduo en la basílica de la Merced junto
con una función solemne el mismo día del cumpleaños de la bendición, el 28 de
mayo, y un posible rosario de la aurora por el antiguo claustro mercedario.
Junto a estos cultos se desarrollará un ciclo de charlas formativas centradas
en la imagen del Dulce Nombre.